Hoy en día se sabe que los alimentos que consumimos, deben, mucho más allá de aportar los nutrientes que necesitamos para evitar déficits, comportarse como alimentos funcionales que brindan lo necesario para asegurar nuestra salud integral, desde la salud biológica asegurando la integridad y adecuado funcionamiento de nuestras células, tejidos, órganos y metabolismo, hasta la salud mental y emocional al impactar directamente nuestro intestino y todo el conjunto de microorganismos que viven en él, nuestro microbioma, los cuales interactúan directamente con nuestro sistema inmune, sistema nervioso, sistema endocrino llegando a constituir lo que cada vez se comprende más, el llamado eje intestino – cerebro.

El papel de todos y cada uno de los alimentos que ingerimos, cuya cantidad total llega a ser cercana a un total de 50 toneladas a lo largo de una vida promedio de 78,5 años de edad, se entiende cada vez más como toda una herramienta de prevención y curación en salud frente a muchas patologías incluyendo las neurodegenerativas y las crónicas no transmisibles, entre muchas otras.

Como médica con formación en medicina funcional al atender a mis pacientes busco trabajar en equipo su eje nutricional, para lo cual:

• Tomamos el tiempo necesario para construir la línea de tiempo de su vida y la Matriz Funcional, pues toda enfermedad tiene un pasado, un presente y un futuro que está ligado a la pérdida progresiva de la función y la vitalidad, que resulta de una forma de vida, incluyendo sus hábitos nutricionales.
• Busco entender su Individualidad Bioquímica, por lo que uso diversos biomarcadores que permiten hacer el diagnóstico funcional de su enfermedad y pueden ser positivamente impactados desde la alimentación funcional.
• A partir de Evidencia científica, diseño la Terapéutica específica para cada paciente, la cual integra Terapéuticas convencionales y Terapéuticas Complementarias y Alternativas las cuales incluyen el manejo de alimentos funcionales y el diseño de planes nutricionales ajustados a cada paciente.